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El mundo del diseño de interiores está lleno de técnicas que buscan transformar lo cotidiano en algo único, y el capitoné es una de ellas. Esta técnica de tapicería, reconocida por sus pliegues geométricos y botones que generan un efecto acolchado, se ha convertido en un verdadero ícono del mobiliario elegante y atemporal.
El capitoné consiste en acolchar la superficie de un mueble y fijarla con botones o costuras profundas que forman rombos o cuadros. Más allá de su apariencia sofisticada, esta técnica aporta confort y textura, convirtiéndose en un detalle que no solo decora, sino que también realza la personalidad de cada pieza.
Su origen se remonta al siglo XVIII en Inglaterra, donde comenzó a utilizarse en sillones y sofás de estilo Chesterfield, símbolos de lujo y refinamiento. Desde entonces, el capitoné ha trascendido modas y épocas, manteniéndose vigente en distintos estilos de decoración, desde lo clásico hasta lo contemporáneo.
El capitoné no es solo un detalle decorativo: es un trabajo artesanal que requiere paciencia y precisión. Cada pliegue y cada botón se colocan a mano, logrando ese efecto voluminoso y distinguido que lo caracteriza. Hoy se utiliza en sofás, cabeceras de cama, sillas y hasta en paredes tapizadas, demostrando su versatilidad y capacidad de adaptarse a nuevas tendencias.
Lo que hace único al capitoné es su capacidad de elevar un mueble común a la categoría de pieza de autor. Es ese detalle que aporta elegancia, calidez y carácter a los espacios, convirtiéndose en el protagonista de la decoración.
Si buscas inspiración para renovar tu hogar con un estilo que nunca pasa de moda, descubre más en nuestro blog: El arte del capitoné.